HOLY SPIDER
DE NUEVO EL CINE IRANÍ… ¿PARA BIEN?
“Mi intención no era hacer una película de asesinos en serie. Quería hacer una película sobre una sociedad de asesinos en serie. Se trata de la misoginia profundamente arraigada dentro de la sociedad iraní, que no es específicamente religiosa o política, sino cultural.”
“En lugar de hacer otra película sobre diferentes formas en que un hombre puede matar y mutilar a las mujeres, queremos subrayar la complejidad del tema y lo que está en juego en diferentes lados, especialmente en nombre de las víctimas.”
Alli Abbasi.
En su momento me dijeron, como echándomelo en cara, que si me gustaba mucho el cine iraní. No tuve ganas de dar explicaciones, pues se trataba de películas buenas o interesantes, con el mérito añadido de filmar en aquella teocracia hoy tan de moda, por desgracia, en nuestros recientes informativos.
Pero el hecho de que volviera a las salas para ver esta peli, tras largos meses de ausencia, no fue debido a la coincidencia de que el pasado 9 de enero saliera la noticia de la condena a 26 años de cárcel a un futbolista iraní, Amir Nasr-Azadani, por apoyar las protestas de su país contra la represión y salvaje restricción de los derechos de las mujeres (la causa de la condena fue otra, lógicamente); así como que en la misma semana se estrenase este film iraní (realmente coproducción internacional liderada por una productora alemana pero con nacionalidad danesa, a pesar de no ser la productora que más aportaba), ‘”HOLY SPIDER” (nombre muy adecuado, “araña sagrada”, para el título dada la historia, pero sin embargo en la realidad, cuando la noticia salía en los medios de comunicación iraníes, al asesino en serie, aún no identificado, se le conocía como la “araña asesina”).
No, realmente, la primera de estas noticias la supe después. La película llamó mi atención, por ese arte publicitario del engaño, al considerarla un thriller sensacional, en la misma línea de la impactante y rompedora película de 1995, “SEVEN”, dirigida por David Fincher. Descarté otras opciones, craso error, ocupando ilusionado mi butaca.
La dureza de las imágenes de la introducción (asesinato por estrangulamiento e incluso sexo explícito) daba idea del crudo retrato en la narración de la historia, sumado a que ya íbamos a conocer al asesino desde el primer momento, lo cual ya de por sí no me hizo ninguna gracia, pero la cosa fue a peor minuto a minuto…
Efectivamente, la peli podría incluirse en el género del “true crime”, donde no es lo importante el puro suspense sino que la narrativa sepa ir abriendo las puertas de modo adecuado para mantener el interés, pudiendo citarse algunos ejemplos dignos de destacar, como las famosas: “EL ESTRANGULADOR DE BOSTON” de 1968; la magistral “A SANGRE FRIA” de 1967 (basado en la sensacional novela de Truman Capote que dio paso al llamado “nuevo periodismo” y la “novela testimonio”); la clásica de Hitchcock, “LA SOGA” de 1956 (se inspira en un caso real aunque no hay total exactitud); siendo más sofisticada la francesa ”UN CONDENADO A MUERTE SE HA ESCAPADO” de 1946 o, volviendo a citar a Fincher, la ejemplar “ZODIAC” de 2007, pues aunque lo que sabemos es que no se supo nunca quién era el asesino, nos engancha desde el minuto uno.
Pero, desde luego, la comentada nada tiene que ver con el magistral y agobiante “thriller” del que nos hablaba la publicidad del estreno, pues los variados asesinatos, la vida personal del asesino y las peripecias de la periodista que investiga el caso nos son narrados sin estilo, sin atractivo, sin sorpresas, siendo únicamente destacable el triste retrato de la sociedad iraní con un gran atraso, centrándose más en la injusta situación de la mujer que en una asfixiante realidad teocrática, si bien los motivos del criminal son debidos a su obsesión religiosa, ligada a sus vivencias en la larga guerra Irán-Irak en la que hubiera deseado morir para ser un mártir. En su tramo final, el relato si se centra en la crítica al sistema político y judicial del país.
Como sucede muchas veces, el trasfondo de la peli es muy interesante, pues el director Alli Abbasi es un iraní residente en Dinamarca, cuyos estudios de cine tuvieron lugar ahí y en Suecia, al que realmente lo que parece le gusta es el cine de terror y de distopía temporal (solo tiene tres largos, incluido el comentado, pudiendo también verle en una serie sobre un mundo post apocalíptico tras una mortal epidemia, “The Last of Us” de la cadena HBO, que ha sido la primera en conseguir gran éxito al trasladar un videojuego a la pantalla).
Parecía inevitable que el director acometiese la historia del asesino de prostitutas en la ciudad santa iraní de Mashhad, la segunda más poblada de Irán (cuna del octavo imán del chiismo duodecimano, el Imán Reza, lo que genera visitas de peregrinos a su Mausoleo en número superior a 30 millones de personas al año, siendo uno de los más grandes centros de peregrinación del Islam; aparte de ser la cuna de grandes literatos persas), pues era estudiante en Teherán cuando sucedieron los hechos en 2000 y 2001, quedando impactado por la gran repercusión, la lentitud policial y las respuestas con gran arraigo popular que consideraban al asesino un héroe religioso al liberar a las calles del vicio y las malas mujeres (las únicas culpables, claro, si bien el Imán y Juez de la ciudad que examinó el caso lo negaba, afirmando que lo que debía preocupar es como esas mujeres tuvieron que llegar a esa situación, que no fue por vicio, sino por necesidad). Y por ello, en cuanto tuvo oportunidad, al mostrar sus virtudes con su segundo largometraje “BORDER” de 2017, se puso manos a la obra, con el apoyo de varias productoras europeas que se mostraron entusiasmadas dada la historia a narrar, si bien el camino estuvo plagado de dificultades.
La primera era, lógicamente, salvar la censura iraní si quería rodar en su país y ahí no se encontró con una puerta cerrada, sino con una lentitud exasperante, por lo que se decidió rodar en Jordania y luego en Turquía, pero esta segunda fue presionada por el régimen de los ayatolá, volviendo a la primera alternativa (en atrasos deben estar más o menos parecidos, sobre todo alejados de los centros de las capitales), aparte de la crisis del COVID por medio.
El resultado está ahí y el director confesó que una de sus pasiones era en los film noir y que esta fue la razón artística principal para la película, sin perjuicio de la denuncia política y social, con especial referencia a la situación de las mujeres como ya dije, pese a la lucha que una parte de la población sigue planteando desde hace años y ahora está más publicitada internacionalmente. Por supuesto, toca temas tabúes en el cine iraní, como la desnudez, el sexo, el uso de drogas y la prostitución; pero quizá sea más penoso darnos cuenta como se pueden trasmitir a los hijos las ideas descerebradas y fanáticas de los padres, que es algo en lo que la peli pone mucho énfasis. La historia no sigue fielmente la realidad de lo sucedido, especialmente en cuanto a la labor de la periodista, que no fue tan osada y arriesgada como plasma el film, este cambio le da un sesgo de convertirla en más heroína de lo que fue en realidad, que ya fue muchísimo.
Y desde el momento en que tocó lanzarla al mercado, con la exitosa presentación en el Festival de Cannes, compitiendo para la Palma de Oro, ganando el premio especial “Un certain Regarde” y el de mejor actriz para la protagonista Zar Amir Ebrahimi, llegaron las condenas públicas por parte de las autoridades iraníes, elevando el tono de manera grave, como si la película fuese sacrílega, que no lo es realmente, como bien dice el director, que supone que los ayatolá hablan sin haberla visto completa, seguramente solo apoyados en su tráiler.
En fin, con estos hechos, la peli está lanzada y triunfa por donde quiera que vaya, estando incluso entre las 15 prenominadas a los oscar a mejor película extranjera de este año.
Ahora bien, a la vista del fiasco relacionado con la publicidad citada al principio, me dio por pensar de si no se ha hecho un poco de montaje por las productoras, forzando el escándalo para su propio beneficio (con la fabulosa coincidencia con la crisis y protestas en pro de los derechos de la mujer en el propio país). Pues la verdad es que me dio por pensar que hay mucho de esto, sobre todo cuando me entero de las acusaciones de PLAGIO por parte del director asimismo iraní, Ebrahim Irajzad, que había gestado otra película sobre el mismo tema, más realista, en el año 2020, titulada precisamente como de verdad era conocido el asesino en Irán, “KILLER SPIDER”, filmada allí, luego pasó la censura, que pretende estar más ajustada a la realidad y no tiene la crudeza de la comentada. Esta otra película, claro está, como no jugó la carta del escándalo en su promoción, paso sin pena ni global en el Festival de Cine de Busan (Corea del Sur) y asimismo por las taquillas (en España ni se estrenó).
En fin, quedáis informados y advertidos, que no es poco (aunque seguro que no a todos les disgustará y yo tampoco sentí deseos de irme del cine).
Enero 2023.
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