CINE LGTB+ (IV)

 

 “REBECA”. 

EL CLÁSICO DE 1940 

REVISITADO Y MÁS COSAS…


- Ojalá hubiera un invento que embotellase los recuerdos, y no se esfumasen. Y cuando quisiera, abrir la botella y revivirlo.

- ¿Qué recuerdo quiere conservar?

-  El de estos últimos días. Llenaría muchas botellas.

-  A veces en esas botellas hay demonios que asoman cuando más quieres olvidarlos.


- Prométeme que nunca llevarás seda ni perlas. Ni tendrás 36 años.

- Sí, Maxim.


- Era un incomprendido.

- Suele pasar.

- Pintaba árboles, bueno, uno.

- ¿El mismo una y otra vez?

- Sí, decía que si encuentras lo adecuado, hay que persistir.


Diálogos de la película y la novela. 


- Mi mamá siempre decía que era la única película que conocía donde la protagonista no sale nunca.

R.


1.- “REBECA” de 1940 fue la primera película del londinense (considerado uno de los más grandes directores del cine) Alfred Hitchcock en USA, para el controlador y obsesivo productor David O. Selznick.



Como se gestó esa relación es una historia muy interesante para los amantes del cine, pues el productor no era el único que rondaba al director, cuyos éxitos en Inglaterra le granjeaban gran fama, llegando a ser considerado en Hollywood como el único director inglés con talento y que podía triunfar allí.


Que se acabase rodando la adaptación de la famosa novela “Rebeca” de la asimismo londinense Daphne du Maurier (solo 8 años más joven que el orondo director) no fue casualidad, sino que ya estaba en la cabeza de Hitchcock desde el primer día, no solo por ser un exitazo en el Reino Unido, sino porque ella era hija de un amigo del director e incluso acabó basándose otra de sus novelas para su obra de 1939, última película inglesa, “LA POSADA DE JAMAICA” si bien hubo que cambiar el final para satisfacer el ego del actor protagonista Charles Laugthon (hubo otras adaptaciones en el futuro con base en relatos como “LOS PAJAROS”). Parece ser que también se barajó que el director rodara un film sobre el hundimiento del Titanic, pero aunque él no se negó directamente, supo hacer un buen regate, centrándose en lo que él sabía hacer tan bien.


El productor Selznick era un controlador incansable y quiso volcarse en esta película pese al agotamiento al dedicarse previamente a “LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ” (triunfadora en los oscar en 1939), si bien los preparativos de este estreno ralentizaron al principio su presencia en el rodaje, con lo cual Hitchcock tuvo mayor libertad que sus predecesores. El productor siempre estaba en los estudios a pie de obra para que se cumpliese lo pactado, tanto en cuanto a no salirse del guion, como a cumplir horarios y presupuesto; también hacía sugerencias (algo habitual en todos los grandes productores) que podían contribuir a mejorar el resultado, siendo la más famosa la de la escena en la cual la ama de llaves, Sra. Danvers, le enseña a la nueva Sra. De Winter la habitación y las cosas personales de Rebeca, donde gracias al productor se añadió en el tocador un retrato del Sr. De Winter que sin duda perturba a la ingenua nueva esposa, interpretada por Joan Fontaine.



Si bien hubo indudablemente tensiones entre director y productor (Hitchcock las minimiza en su famoso libro de entrevistas con Truffaut, pero su secretaria Joan Harrison dijo fueron tremendas), algunas fuentes informan que acabaron llegando a múltiples compromisos, “pactos entre caballeros”, donde cedía parte y parte. Pero la cosa sin duda produjo chispas, por cuanto el productor acabó “compensando” al director con su cesión para rodar su siguiente película más tranquilo, con otro productor distinto, Walter Wagner. Pero el resultado fue “ENVIADO ESPECIAL” que no es de las mejores del orondo director y no tuvo éxito en taquilla, o sea, que el gran Selznick no era tonto, sabía muy bien lo que hacía y gracias a “REBECA” consiguió su segundo oscar consecutivo a la mejor película (estaba nominada a doce oscar, pero solo consiguió ese y el de mejor fotografía) aparte de una gran recaudación que multiplicó por seis el coste de la película.


El resultado está a la vista, es un clásico que siempre se puede volver a ver con agrado (con la limitación de medios técnicos y rodaje en estudios que era entonces lo habitual), pues no en vano está siempre considerada entre las mejores películas de su director y de la historia del cine.



El producto final es lo que cuenta, olvidándose de las vicisitudes, luces y sombras del rodaje, como pueden ser éstas: los líos entre los varios guionistas que no acababan de cristalizar la adaptación de la novela, que nunca quiso encargársele a la escritora como sugirió el director; la relación entre los protagonistas Laurence Olivier (no es uno de sus grandes papeles) y Joan Fontaine de 22 años, no fueron buenas, posiblemente debido a que él quería que actuase su esposa Vivien Leigh, pero el productor decidió no quemar a la actriz que había ganado el oscar por “LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ”. Incluso a Joan Fontaine le costaba mucho meterse en su personaje y en una ocasión el director la tuvo que abofetear, a petición de ella, para entrar en situación. En todo caso, su trabajo con el director fue aleccionador para ella, pues repitió con él a los dos años, ganando el oscar a la mejor actriz por “SOSPECHA” (1942).



2.- La “REBECA” de 2020 es harina de otro costal y así la mayoría de las encuestas son contundentes a la hora de considerarla muy inferior a la original.



Fue un proyecto comercial de esos que la cadena NETFLIX encarga para dar lustre a su plataforma y competir más si cabe con el cine. De modo que se eligió un director puntero como es Ben Wheatley, que parece que logró su mejor película en 2015 con “HIGH RISE” (“EL RASCACIELOS”) que se trata de una distopía que se desarrolla en un enorme rascacielos donde se pretende esté la sociedad ideal, que es la adaptación de la famosa novela de James Graham Ballard (es el autor de otra novela autobiográfica que adaptó Spielberg en su momento, “EL IMPERIO DEL SOL”) del que la crítica ha alabado su gran talento para la  definición de los espacios con la cámara, lógica en esta peli pues el edificio es su gran protagonista, lo cual puede ser un punto de conexión con la mansión Manderley en “REBECA”.


Y con otro lío tremendo para cerrar el guion con tres escritores, el director trata de hacer su propia obra, desconectando de un modo casi absoluto de la película de Hitchcock, con una modernización que nos lleva a un resultado final que no nos deja entusiasmados o maravillados como sucedía con la primera, reconociéndose como un producto comercial puro, aunque hay que reconocer que deja verse con gran fluidez desde la primera escena y si pudiésemos no compararla con la de 1940 posiblemente lo valoraríamos mejor.



Quizá pueda ser criticable el reparto para la pareja:  Armie Hammer es un mocetón guapetón, pero nos encaja mejor en películas de acción. Y Lily James parece no dar la talla, si bien va mejorando según avanza el film (despuntó en la gran serie inglesa “Dowton Abbey” y su carrera subió vertiginosamente, aunque al que esto escribe sigue sin convencerle, si bien se dice que sobre los escenarios londinenses ha triunfado junto a Gilliam Anderson en la obra que dio base a una película memorable “EVA AL DESNUDO”). 



Eso sí, la tercera en discordia, Kristin Scott Thomas, como pérfida ama de llaves, está sensacional y no hay reproche posible (otro papelón similar en la peli de 1940 fue el de Judith Anderson).


3.- Pero ¿CUÁL ES LA GRAN DIFERENCIA ENTRE LAS DOS PELÍCULAS? Pues algo que sin duda no les pasó por alto a los millones de lectores de la novela, pues resulta que la versión de 1940 cambia totalmente un hecho fundamental en la narración…


OJO SI ALGUIEN NO HA VISTO LA DE 2020 QUE DEJE DE LEER 

EL PARRAFO QUE SIGUE, PARA NO ESTROPEARLA LA SORPRESA.


En la novela y en la peli de 2020 el protagonista acaba confesando a su esposa que mató de un tiro a su esposa Rebeca que le hacía la vida imposible, lo cual es asumido por su nueva esposa, convirtiéndose ambos en encubridores, cómplices y esclavos de tal crimen (relación con una gran complejidad moral que era uno de los temas preferidos de la autora de la novela). Pero no era así con Hitchcock, donde se dice que la esposa se desnucó accidentalmente en una discusión y su esposo por miedo la mete en su barco y lo hunde en el mar, lo cual acaba sabiendo su nueva esposa, pero ya no es lo mismo evidentemente…


Pues bien, esto se debió al tremendo Codigo Hays (Motion Picture Production Code) aprobado en Estados Unidos en 1930 por la asociación de productores cinematográficos y escrito por un político republicano de dicho apellido (vigente hasta 1967 nada menos), que por tanto no era una norma legal pero el no haberlo respetado hubiese causado grandes perjuicios al estudio. Código que no permitía mostrar a un criminal aprovechándose de su acto perverso y por tanto hubo que cambiar la historia para que fuese aceptable.



Este código tenía una normativa detallada sobre múltiples aspectos (vestuario, religión, blasfemias, sexualidad, alcohol, baile, etc) y siempre se ha hablado mucho de que no permitía los besos en los labios de más de cinco segundos, pero no es cierto como tal (lo que prohibía era que se mostrasen besos y abrazos con lascivia excesiva…), aunque si se aplicaba en la práctica como orientación (hay historias interesantísimas sobre el beso más largo o el truco del propio Hitchcok para rodar un beso casi interminable entre Cary Grant e Ingrid Bergman en “ENCADENADOS” donde no se separan de su abrazo muchos minutos pero cada cinco segundos separan sus labios). De hecho, en la película de 1940 los protagonistas no se besan hasta después de estar casados (de hecho, el primero está en su luna de miel que se nos cuenta por elipsis al reproducir una grabación de la misma) y sí hay un beso de más de cinco segundos entre ellos, quizás justificable porque se trataba de un momento de tensión y emoción, no un momento sexual.


4.- Ahora bien, comprendo que las amables personas lectora se preguntan, llegando hasta aquí, se pregunten que tiene que ver todo lo que acabo de exponer con la temática LGTB+ que encabeza esta serie de artículos.


Bien fácil es adivinar que la relación entre la ama de llaves, Sra. Chambers, y la fallecida Rebeca era muy especial, aunque sin duda exenta de sexualidad, al menos por parte de la señora que tenía sus amantes, pero la adoración de la jefa de los sirvientes va más allá e incluso la liga a la propia mansión, hasta el punto de preferir incendiarla (muriendo ella misma dentro) antes de permitir que otra mujer la ocupe que no sea su adorada señora. 


El dibujo y desarrollo de esa relación era una de las señas de identidad del estilo de la escritora Daphne du Maurier, pero ahí la cosa va más allá, siendo esta la conexión con la temática de estos artículos, pues ya en su momento hubo polémica sobre la sexualidad de la escritora y sus hijos siempre negaron su bisexualidad (llegó a conocer a la escandalosa actriz Tallulah Bankhead de la que dijo era la criatura más hermosa que jamás se ha visto), pero la cosa va más allá.


La escritora se crió en un ambiente culto y adinerado, con muy buena educación y trato con el mundo del teatro, pero ella siempre quiso vivir de la escritura, terminando su primera novela con poco más de 20 años. Se casó con un sir, teniente general héroe de guerra, viviendo casi toda su vida en una mansión en la costa de Cornualles, que sirvió como escenario de algunas de sus obras. Quizá su obra más famosa, junto a “Mi prima Rachel”, es “Rebecca” escrita en 1938 de la que vendió más de tres millones de copias y fue también adaptada al teatro con grandísimo éxito. 


Siempre se dijo que su relación matrimonia era un tanto fría, así como la que mantenía con sus hijos, pero parece ser que eso era debido a su gran concentración cuando estaba con su dedicación vital, que era escribir, porque también se la ha recordado como una anfitriona cálida y divertida.


Lo más interesante es referirse a la polémica sobre su bisexualidad, pues después de su muerte en 1989, se hicieron referencias a la misma. Y se habló de  su relación con una conocida actriz Gertrude Lawrence, así como su atracción por otras mujeres.


Lo que más sorprende es que Du Maurier declaró en sus memorias que su padre había querido un hijo y ella deseaba haber nacido niño. Y en la correspondencia que su familia le entregó a su biógrafa, explicó a algunos amigos su particular sexualidad. En esas cartas decía que su personalidad se componía de dos personas distintas: la amante esposa y madre (el lado que mostraba al mundo) y la amante (una energía decididamente masculina) escondida prácticamente de todos y que explicaba, según la escritora, su creatividad artística. Según la biografía escrita por Margaret Forster, la escritora creía que la energía masculina impulsaba su escritura; así como que la negación de su bisexualidad de du Maurier reveló un miedo “homofóbico” a su verdadera naturaleza. 


Como ya se dijo, los hijos de du Maurier y además los de Gertrude Lawrence se han opuesto fuertemente a las sugerencias sobre sus madres. Incluso se ha llegado a decir que la biógrafa citada no llegó a conocer a la escritora. 


Polémicas o simples chismorreos aparte, lo cierto es que se trata de una escritora sensacional, con un estilo de profundización sicológica fabuloso, que se mueve como pez en el agua en medio de las relaciones humanas complejas y confusas, que se ha dicho es la predecesora de Patricia Higsmisth (aunque ella misma prefería compararse o decir que se inspiraba en el grandísimo Wilkie Collins) mas sin duda -por desgracia-ha tenido mucha menos repercusión y difusión en España que ella.


JULIO  2022.

Comentarios

  1. Gracias por la mención Rafael. Atentamente, Rebeca (Raw Coco)

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