Y LLEGARON LOS OSCAR 2022
YA NI HERCULES POIROT
NOS PUEDE SALVAR…
“Es el cerebro, las pequeñas células grises en las que uno debe confiar. Uno debe buscar la verdad dentro, no fuera.“
“Fea como el pecado, pero se hace sentir. ¿Usted está de acuerdo”
“¿Pertenece usted a la Liga de las Naciones? —Pertenezco al mundo, madame —dijo Poirot dramáticamente—.”
Hercules Poirot.
”Lo imposible no puede haber sucedido; por tanto, lo imposible tiene que ser posible, a pesar de las apariencias.“
“La mejor receta para la novela policíaca: el detective no debe saber nunca más que el lector.“
“Los viejos pecados tienen largas sombras.“
Agatha Christie.
Van pasando los años y los premios oscar me dejan cada vez peor sabor de boca.
Ya no se trataba de que mi favorira indiscutible a mejor película, la magnífica “BELFAST” no fuese la ganadora (escrita y dirigida por Kenneth Branagh, en parte autibográfica, sobre el conflcito de Irlanda del Norte, en un excelente blanco y negro, con interpretaciones maravillosas que solo consiguieron nominaciones a los premios para secundarios) y que se llevase solo el consuelo del oscar al mejor guion original.
No, lo que me pareció el colmo es que ganase “CODA” (batiendo no solo a la antes citada, sino a había candidatas notables en fama, como “EL PODER DEL PERRO” de la excelente Jane Campion o la incursión de Spielberg en el musical con la nueva versión de la mítica “WEST SIDE STORY”, incluso la del siempre eficaz Paul Thomas Anderson, “LICORICE PIZZA”).
No, lo que me escandalizó es que, para colmo, se le daba el oscar al clásico producto sensiblero que además ¡es un remake! de una excelente película francesa de 2014, “LA FAMILIA BÉLIER” dirigida por Eric Artigau.
La directora de la peli ganadora, Sian Heder, es una mujer joven, además de guionista y actriz, debutante en el cine y solo con bagaje en televisión…, que no fue ni nominada a su premio, lo cual dice mucho del asunto.
Para mayor escarnio, resulta que en plena ceremonia Will Smith se vuelve loco y le pega una hostia (mejor decir una bofetada a mano abierta, o sea, media hostia) al presentador Chris Rock por hablar de la alopecia de su esposa, cuando era bien sabido que su humor conlleva mucho de meterse con los defectos de los demás… En fin, no se entiende que además no se le privase de su oscar a la carismática estrella, que subió a recogerlo más tarde, o al menos se le expulsase de la sala y se dije que su oscar se lo mandarían a su casa.
Y de lo demás que voy a decir…
Lo de siempre, alguna sorpresa y cosas discutibles, lo habitual, salvo que el oscar a la mejor película internacional (esta categoría ha ido variando en su nombre…) se lo llevó una película muy destacable como es “DRIVE MY CAR” (que, como para no entenderlo, también era candidata a mejor película) del director japonés Ryûsuke Hamaguchi, todo un monumento cinematográfico en ritmo lento, introspección de personajes y un cierto existencialismo, que adaptaba una novela del famoso escritor nipón de fama mundial, Haruki Murakami, cuya obra no se considera japonesa sino que lidera la llamada literatura posmoderna desde un surrealismo que gira alrededor de la soledad y la alienación, infructuoso candidato al nobel hasta la fecha.
No confundir a este moderno escritor con el que si fue el primer japonés en lograr el premio nobel en 1968, Yasunari Kawabata, con una obra influida por su pesimismo tras la segunda guerra mundial, que acabó suicidándose en 1972 (sus ultimas palabra escritas fueron: “Una cierta inquietud…”), enfermo y muy deprimido tras el suicidio ritual (mediante el harakiri) de su gran amigo Yukio Mishima, otro famoso escritor que acabó con su vida tras un fracasado intento de golpe político para restaurar el poder del emperador y evitar la occidentalización de su país.
La mencionada película se enmarca en la categoría de teatro dentro del cine, girando alrededor de la preparación y estreno de la famosísima obra de teatro de Anton Chejov, “Tío Vania”, que encaja como anillo al dedo en los temas recurrentes del escritor de la novela en que se basa el film.
Contiene unas cuidadas imágenes del Japón moderno, incluyéndose simbólicamente Hiroshima, que es la localidad donde acaba representándose la obra; sirviendo de contraste el viejo coche del protagonista (al que él le tiene un gran cariño) un Saab diesel de color rojo, frente a los modernos híbridos (que por cierto publicitan indirectamente a Hyundai que no es marca japonesa, sino coreana).
Y me dio por pensar en la bochornosa comparación con una película que venía con mucha fama en España, “COMPETENCIA OFICIAL”, dirigida por los argentinos Gastón Duprat y Mariano Cohn, que fui a ver con ansia apasionada porque me había encantado una anterior de sus regidores, la socarrona “EL CIUDADANO ILUSTRE” de 2016. Y tratando en clave de comedia el siempre interesante tema del cine dentro del cine, por desgracia, en mi opinión, a pesar del esfuerzo de su trío protagonista, Penélope Cruz, Antonio Banderas y Oscar Martínez (no olvidar la participación secundaria de un monstruo de nuestros escenarios, José Luis Gómez), no logra superar decentemente su primer tercio de duración, original y divertido, sin poder salir ya del bucle entre los tres personajes liados (no se afronta nunca el rodaje de la película y todo se queda en sus preparativos y ensayos), perdiendo toda la gracia inicial y hasta los actores rozan un poco el ridículo.
Bueno, al menos alegrémonos de que un esforzado español nacido en Madrid, Alberto Mielgo, ganase el oscar al mejor corto de animación con “EL LIMPIAPARABRISAS”; su vida daría para una peli por sus viajes en bicicleta por el mundo, su marcha a Londres por estar enamorado de su novia, donde tuvo que trabajar de camarero para sufragar sus gastos y donde consiguió casualmente el reconocimiento al entrar en una importante productora. Ojalá sea una carrera llena de éxitos.
Pero esto también es un bucle y vuelvo a mi admirado, polifacético y shakesperiano Kenneth Branagh, que no pudo resistir la tentación de dirigir y protagonizar dos de las más famosas novelas de Agatha Christie, que tienen como protagonista al singular detective Hércules Poirot; poderoso caballero es don dinero, pues entre los productores está Ridley Scott, de modo que se le pueden encargar los guiones a Michael Green que sirve tanto para una peli de superhéroes o de ciencia ficción o lo que el pongan por delante, así que podíamos esperar cualquier barrabasada.
Pues bien, en la película de 2017 “ASESINATO EN EL ORIENT EXPRESS” la cosa estaba contenida y lo que más podía destacar era el físico del protagonista, no muy ajustado al plasmado en las novelas (más mayor, bajito y regordete), olvidándonos de la escena inicial en el Muro de las lamentaciones, como si fuese posible una actuación de circo por parte del detective belga; pero se dejaba ver muy bien en un estilo efectista. Y con un elenco bastante bueno: Penélope Cruz, Michelle Pfeiffer, Johnny Depp, William Defoe, Judi Dench más el director.
La otra versión de 1974, de corte más clásico, la dirigió el gran Sidney Lumet y contaba con otro elenco de campanillas: Ingrid Bergman, Lauren Bacall, Anthony Perkins, Sean Connery y Albert Finney, (como Poirot).
Pero la de este año 2022 “MUERTE EN EL NILO” es un verdadero desmadre; nada que ver con la correctísima versión de 1978, dirigida por John Guillermin (un especialista en superproducciones de aventura) protagonizada por el regordete Peter Ustinov y que contaba con un reparto de muchos quilates: Bette Davis, Mia Farrow, Angela Lansbury, David Niven, Maggie Smith, George Kennedy, etc.
En la actual hay dos superestrellas aparte del director: Gal Gadot (todo sonrisa y poco más) y Annette Bening (a veces un esperpento); lo demás nada destacable, incluso vemos claro que el afamado actor de películas de acción Armie Hammer, da para poquito.
A partir cualquier cosa vale; muchos cambios respecto a la novela, como por ejemplo:
Poirot es un héroe de las trincheras de la primera guerra mundial, con heridas que le deja la cara con grandes cicatrices que disimula con su espectacular bigote. En las novelas, sin embargo, era solo un policía belga retirado y huido a Inglaterra por la invasión alemana de su nación; cuidando su bigote por apasionada afición, que le permitía asegurar era el mejor mostacho de Europa.
Hay además carreras y manejos de armas inimaginables para la novelista inglesa; así como un cierto flirteo que hace que el detective dude en abrir su cerrada y tranquila vida.
La “modernización” incluye otros cambios en personajes y caracteres, como convertir a una pareja de mujeres en lesbianas.
Y, para mayor i.n.r.i, la película acaba con un romance real y viendo como el detective se ha afeitado su espectacular bigotazo mostrando las cicatrices de su cara, en un espectacular cambio de vida que me dejó sonrojado y cabreado.
En fin, que cine y negocio están indisolublemente unidos, sí, pero no todo vale, al menos como yo lo veo, pero seguro que alguien del mundillo me diría que algo había que hacer, que si no las salas solo se llenarían con los super héroes y demás…
ABRIL 2022.
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