REFLEXIONES PANDÉMICAS (XV)

 


Y LLEGARON LOS OSCAR 2021


“Mi madre me enseñó a rechazar el odio”.

“No odiéis a nadie. No quiero odiar a nadie porque sean mexicanos, negros, LGTBIQ+, agentes de policía, asiáticos… Quiero coger este premio y dedicarlo a cualquiera que quiera encontrarse a mitad de camino, porque ahí es donde tiene lugar la conversación y la cura”. 


Tyler Perry (oscar honorífico humanitario).


“Queríamos hacer una película que celebrase la vida, y a los cuatro días de rodaje, sucedió lo imposible: un accidente en una carretera se llevó a mi hija, alguien mirando el móvil…”


Thomas Vinterberg al recoger el oscar.



Ya hace muchos años (cuando hice mi primera publicación cinematográfica) el editor se sorprendió de que hubiese acertado con los oscar en mis pronósticos… Pero la verdad es que fue una casualidad entonces, pues aunque hay muchos predecibles, normalmetne me llevo sorpresas y decepciones al poner mi apuesta en lo que más me gusta o atrae. Este año, la verdad, parecía lo que se dice chupado  y por eso en mi anteriro artículo ya pronostiqué la derrota de “MANK” (dos premios raquíticos) a manos de “NOMADLAND” (tres de los grandes premios: mejor película, mejor dirección Chloé Zhao y mejor actriz principal Frances Mc Dormand). La verdad es que no es un film fácil de digerir, tendente al aburrimiento, a medio camino entre documental y ficción, pero nos muestra la norteamérica olvidada, así que… con la ayudita de su siempre excelente protagonista y una mujer directora, todo encajaba para este año.



Este tiempo pandémico era raro, insisto, y hasta la ceremonia pareció distinta, sin chispa, aunque no nos libramos de las extravagancias de vestuario.



El premiado al mejor actor fue para el siempre espléndido Anthony Hopkins, por “THE FATHER”, que con sus 83 años batió el record de longevidad al recoger la estatuilla (el anterior lo ostentaba el gran Christopher Plummer, fallecido este año con 91 años que la ganó con 81 por “BEGINNERS”).  Esto lo hizo Hopkins por segunda vez en su carrera (la anterior fue por la excelentísima peli “EL SILENCIO DE LOS CORDEROS” de 1992), más este año no acudió a recogerlo, sin que haya explicación oficial (igual es porque no esperaba ganarlo según todos los pronósticos, que se lo otorgaban al fallecido actor de raza negra Chadwick Boseman y a su edad darse el palizón de viaje…) La verdad es que es todo un personaje, que hace mucho dijo se retiraba pero ha trabajado más que nunca, que ha reconocido su alcoholismo, que es un animador de los rodajes con sus bromas y lanzando ladridos siempre antes de cada escena, aparte de ser un sorprendente compositor de música clásica, con una fabulosa pieza para violín que escribió en su juventud (“Y el vals sigue.”) que no fue estrenada hasta 2011, gracias al empeño del gran violinista y director neerlandés André Rieu.



En la peli está acompañado por una fabulosa oscarizada actriz como es Olivia Colman y su tema no puede ser más actual, pues es la típica relación complicada entre una hija preocupada y un padre que quiere vivir independiente, tomando decisiones que hacen dudar de su real estado mental. El mérito, sin duda, lo tiene el autor y director del film, el francés Florian Zeller, poco conocido hasta ahora, pero con grandes méritos como escritor de novela y teatro, más dirección teatral y cinematográfica a sus 41 años.


El oscar a la mejor actriz secundaria fue para una veterana Yuh-Jung Youn que se quejó de que nadie sabía pronunciar su nombre, pero al ganar el oscar les perdonaba a todos…, por la película “MINARI”, otro producto culturalmente estimable, que es una versión semi-autobiográfica de la educación de su guionista y director, Lee Isaac Chung, con trama que sigue a una familia de inmigrantes surcoreanos que intentan triunfar en la América rural durante la década de 1980; la cual ya había destacado y recibido premio en el Festival de Sundance.



Y una sorpresa que para mí no lo era tanto como ya pronostiqué, fue el oscar al mejor secundario para un actor de raza negra poco conocido, Daniel Kaluuya, por la interesante película, de título desconcertante, “JUDAS Y EL MESÍAS NEGRO”, que trata una historia real sobre los sucesos que llevaron a la traición al presidente de la sección de Illinois del Partido Pantera Negra en Chicago, a manos de un informante del FBI, a finales de la década de 1960. No deje de notar la avezada persona lectora que yo fui muy ortodoxo al hablar de persona de raza negra, pero el título usa la palabra “black” con la que habría que tener mucho cuidado en USA (salvo que la use un persona de esa raza), aunque, desde luego, mucho más fuerte y casi suicida sería usa la palabra “nigger”, que es lo que refleja la muy recomendable película que tuve ocasión de revisitar hace poco sobre la vida del presidente de USA  Abraham Lincoln (casi todas las rodadas sobre él merecen muchísimo la pena, inclusive la de Spielberg de 2013, pues hay 7 de mérito, aunque otras 3 para olvidar o casi, pues en una es una cazador de vampiros y en otra un personaje de de los muñecos lego), la excelente “LINCOLN EN ILLINOIS” de 1940.



Los oscar a los guiones, para mi siempre muy destacables, fueron a parar a: Emerall Fenell como original, premio de consolación a una película  interesante como es “UNA JOVEN PROMETEDORA” por la que la espectacular en la gala, al igual que en la peli, Carey Mulligan confiaba en obtener el oscar a la mejor actriz. Y a Christopher Hampton y Florian Zeller por la ya comentada “THE FATHER” adaptando precisamente la obra de teatro del segundo.



Finalmente, el oscar a la mejor película extranjera (ahora internacional) fue a parar a la favorita “OTRA RONDA” de Thomas Vinterberg (uno de los fundadores del movimiento Dogma 95 que establecía unas rigurosas normas de rodaje, como una vía para cambiar el cine y sacarlo de su estándar comercial, que dio lugar a producciones sin duda interesantes y estimables).



La película trata del alcoholismo y, como no podía ser menos, es rompedora. La misma se basó en una obra de teatro del propio Vinterberg había escrito, inspirado en su propia hija Ida, que le  había contado historias sobre la cultura de la bebida en la juventud danesa; la cual incluso le presionó para que adaptara la obra en una película donde ella también actuaría. La historia fue originalmente “Una celebración del alcohol basada en la tesis de que la historia mundial habría sido diferente sin el alcohol”. Sin embargo, luego Ida murió en un accidente automovilístico, por lo que tras la tragedia, el guion fue reelaborado para volverse más vivo afirmando el director: “No debería tratarse solo de beber. Se trataba de despertar a la vida”. La película esta dedicada a ella y fue filmada parcialmente en su salón de clases con sus compañeros.  


Durante la producción, los cuatro actores principales y Vinterberg se reunían para beber lo suficiente como para dejar ir la vergüenza uno frente al otro. También verían a personas borrachas en YouTube para comprender mejor cómo actuarían las personas completamente ebrias.  


La mejor película animada se la llevó, como no, la Pixar comprada por Disney, aunque “SOUL” parece un poco “dejá vu”. Y como mejor documental la sorprendente historia entre un hombre y un pulpo bajo el mar: “LO QUE EL PULPO ME ENSEÑÓ”. 




Bueno, ojalá tuviéramos otro animalejo por aquí para que nos enseñara como mejorar en estos tiempos de crisis y pandemia, porque parece que solo estar en manos de políticos no es muy recomendable.


Abril 2021.

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