WONG KAR WAI Y LA NIEVE
Martes 12 de Enero de 2021.
Madrid es una ciudad intransitable. Las calles secundarias están llenas de una mezcla de nieve y hielo. Las aceras resbalan como una pista de patinaje y, aún con botas de nieve, si uno se despista, acaba con su culo en el suelo. Tengo un dedo lesionado y no puedo ir al gimnasio y salir a hacer recados es una actividad con más riesgo que viajar en el Metro sin mascarilla.
La tarde es demasiado larga para quedarme en casa sin hacer nada y en los cines Renoir están poniendo un ciclo con casi todas las películas de Wong Kar Wai. Hasta la fecha, sólo he visto dos películas suyas pese a que las dos me dejaron muy buena impresión cuando las vi.
De “MY BLUEBERRY NIGHTS” apenas recuerdo el contraste entre los locales casi subterráneos y su contraste con escenas con mucha iluminación, la huida de Norah Jones y lo guapa que estaba Natalie Portman aunque sí tengo el recuerdo de que disfruté mucho viéndola.
“IN THE MOOD FOR LOVE” es una película que no he conseguido sacar de mi cabeza desde que la vi hace ya algunos años. Creo que casi ninguna película o libro ha conseguido reflejar la imposibilidad del amor como esta. El guion es fabuloso, con todas esas situaciones en que Chow y Zi-Way pudieron haberse convertido en amantes y construir una vida juntos pero en que, por una u otra circunstancia, no sucedió. La fotografía es elocuente y hace un trabajo formidable sobre todo en el reflejo de la tristeza en las miradas y creo que fue la primera película en que, por primera vez, reparé conscientemente en la importancia del montaje en el cine.
El paseo a los cines que suele llevar 5 minutos lleva más de 10, valorando cada pequeño paso y alternando la calzada y la acera por razones de seguridad. A las 18.30 en la sala 10 está programada “CHUNGKING EXPRESS” y a las 20.35 “HAPPY TOGETHER”. He visto muchos fotogramas de Chungking Express en Instagram y Twitter porque es una película con una fotografía muy llamativa y frases muy elocuentes pero “HAPPY TOGETHER” no la tengo muy situada aunque no busco información porque me gusta leer sobre las películas después y no antes de verla. Decido comprar una entrada para “CHUNGKING EXPRESS” y, si aún tengo ganas después, compraré otra para la sesión de “HAPPY TOGETHER”. Me gusta que ambas películas duren poco más de 90 minutos así que, si la primera me gusta, seguramente me quede a la segunda.
“CHUNGKING EXPRESS” me gusta mucho. Cuenta las historias de dos policías que son clientes habituales de un establecimiento de comida en torno al cual gira la película a los que sus novias dejan y las distintas maneras de reaccionar al dolor. Mientras el primero recopila latas de piñas (la comida favorita de ella) durante un mes desde la ruptura y se las come de golpe como prueba de la realidad de la ruptura y busca desesperadamente “post break-up sex”, el otro se cambia del turno nocturno al diario mientras finge que ella volverá y que es la casa y no él quien está triste y llora.
El guión es sorprendente, inteligente y con escenas bastante entrañables, surrealistas y divertidas. La fotografía es, una vez más, espectacular y muy colorida y la música juega un papel clave a través de tres canciones: `California Dreamin´ de The Mamas and the Papas, `What a diference does it makes', de Dinah Washington y Dreams de The Cranberries interpretado por Faye Wong.
La mirada ingenua de Tony Leung es tremendamente expresiva y uno de los principales motivos de la mágica sensación que deja la segunda parte de la película. Ahora entiendo haber escuchado a varias personas decir que Tony Leung, actor fetiche de WKW y que ya había visto brillar en Deseando Amar, es uno de los mejores actores vivos. Su fuerza interpretativa es apabullante. También lo es la de Faye Wong como la chica empeñada en cambiar la vida del agente interpretado por Tony Leung.
Salí del cine con una buena impresión y aunque me suele gustar irme a casa después de ver una buena película para rumiarla, decidí ir a la taquilla a por la entrada de “HAPPY TOGETHER”. Cuando entré, estaba Ingrid García Jonsson con tres amigos comprando palomitas y comiéndoselas en la plaza. Madrid es una ciudad fascinante.
“HAPPY TOGETHER” es la historia de la relación tormentosa de dos chicos taiwaneses de perfiles muy distintos que, por dificultades económicas, están atrapados en Argentina (adonde habían viajado con el sueño de conocer las cataratas de Iguazú) teniendo que buscar la forma de ganarse la vida entre importantes dificultades de convivencia. La película está repleta, desde la primera escena, de escenas muy explícitas de sexo homosexual. Hace no tantos años, estas escenas me hubiesen parecido muy desagradables pero, por suerte, hemos aprendido a ser mucho más tolerantes en los últimos años.
La historia de la película me resulta un poco repetitiva y se hace un poco largo pese a durar poco más de hora y media pero la sensación final es fascinante. Las tomas de las cataratas de Iguazú son impresionantes, el uso de la música y el sonido real son increíbles.
Salgo anonadado por la sensación de haber estado en Iguazú y eso compensa cierto tedio en los últimos 35 minutos de película.
Llego a casa con la conclusión de que Wong Kar Wai no sólo es un maestro del montaje, la fotografía y el reflejo de los colores (ya tenía una idea bastante clara de esto después de Deseando amar) sino que también es un genio en la utilización de la música (la cual, desde el título, es parte integrante de la historia) y el sonido.
Hay mucho que aprender y disfrutar en su cine.
Al llegar a casa, decido que tengo que intentar ver todas las películas mientras estén en el cine y también pienso que debería escribir un diario de mis impresiones aunque será mejor empezarlo al día siguiente.
Miércoles 13 de enero de 2021
Las calles de Madrid están muy bonitas pero son un auténtico peligro y resbalan más que aquellas alocadas pruebas de Humor Amarillo.
He ido a curarme la herida al Centro de Salud y he convencido a mi prima Marta de venir a la sesión de las 20.30h de 2046. Pensaba ver una película por día pero es probable que vaya a la sesión de las 16.30h de “AS TEARS GO BY”. Al final y al cabo, es una de mis canciones favoritas.
“AS TEARS GO BY” fue el primer largometraje de Wong Kar Wai y, aunque no llegue al nivel de algunas de sus obras posteriores, es una película muy disfrutable que narra la historia de dos hermanos atrapados en las telarañas de una banda mafiosa en una historia que sigue los cánones tradicionales del género y una historia de amor que no puede llegar a realizarse. ¿Es posible el amor cuando la muerte acecha detrás de cada esquina?
Volví a casa y estuve perdiendo el tiempo mientras esperaba para ir a ver 2046. Marta me escribió y me dijo que un compañero del hospital había dado positivo en coronavirus y tenía que hacer cuarentena hasta tener resultados de su PCR. ¿Cuándo dejarán de llegar contratiempos este año? Me gusta ir solo al cine pero, de vez en cuando, es bonito compartir esta experiencia con otras personas.
"2046" es una película que se resume con el final de la novela que el protagonista está escribiendo y que dice algo así como: “El amor ha de llegar en el momento adecuado, ni antes ni después. Si te hubiera conocido en otro momento y en otro lugar, mi historia sería diferente”. Y también: “El amor no entiende de sustitutos”. Creo no haberlo dicho antes a lo largo de este diario pero otro de los puntos fuertes del cine de Wong Kar Wai son sus diálogos.
2046 cuenta muchas cosas y casi todas me interesan aunque la trama de ciencia ficción se haga un poco pesada y la historia parezca alargada de manera algo artificial. La historia del escritor que renuncia a la literatura por el terrible esfuerzo que conlleva, el coleccionista de mujeres que ha renunciado a comprometerse, la necesidad vital de los escritores de plasmar sus sentimientos en sus escritos. Por encima de todo, 2046 habla, como dije, de la necesidad de llegar al amor en el tiempo y en el momento adecuados y la imposibilidad de cambiar el pasado si no supimos aprovechar el momento en que el amor era posible. El tiempo es inexorable y, da igual las veces que lo intentemos, no podemos cambiar el pasado por mucho esfuerzo que le pongamos.
Jueves 14 de enero de 2021
He visto “DAYS OF BEING WILD”. Es la segunda película de Wong Kar Wai y la primera de la Trilogía del amor, junto con ”IN THE MOOD FOR LOVE” y “2046”. Mucha gente la considera su primera gran obra y, aunque me ha gustado, no me ha gustado más que "AS TEARS GO BY". Es cierto que es la primera película que trata la temática en la que el autor se convertirá en un auténtico maestro.
La película cuenta la historia de un hombre que juega con el amor de dos mujeres que son incapaces de alejarse de él y no lo hacen si no cuando él las abandona y tampoco son capaces de amar a hombres mejores. La trama y la narración es menos misteriosa y confusa que ”IN THE MOOD FOR LOVE” y “2046” aunque también (o, quizá, por ello) más tosca y convencional. Como en 2046, el protagonista es incapaz de amar aunque, en este caso, conocemos pronto el origen de esta incapacidad que radica en el trauma sufrido al conocer que es adoptado y no conoce a su verdadera madre.
La película navega entre la huida del amor y la búsqueda de su verdadera madre y tiene algunas escenas portentosas como los encuentros bajo la lluvia de las mujeres rechazadas por el protagonista con otros hombres que las pretenden y a los que no saben querer o la espectacular huida de un bar después de intentar estafar a un falsificador (empiezo a tener claro que, como casi todo el cine de Hong Kong que he visto, las escenas de violencia son portentosas y esto se debe, como tantos elementos de su cine, a su dominio del montaje).
Domingo 17 de enero de 2021
Hoy he ido a ver “FALLEN ANGELS” y, a la espera de repetir ”IN THE MOOD FOR LOVE”, con esta he cerrado el ciclo.
Ha sido la única película que no me ha gustado. Reconozco la excelencia de la técnica: los travelling de la primera mitad de la película, los planos detalle, ángulos de cámara imposibles y, como toda esta semana, la iluminación de las escenas y el color. Si, temáticamente, Wong Kar Wai es el director del amor imposible, técnicamente, es el director del montaje, el color y la iluminación.
Reconozco también el valor de algunas escenas: la escena del enamoramiento en que ellos se quedan en un primer plano fijo mientras el mundo circula rápido y desenfocado a su espalda; las peleas y los asesinatos, la escena de los helados.
Mi problema no es con el estilo o la técnica sino con la historia. No logro conectar en casi ningún momento con estos excéntricos personajes y su destino no me interesa. No siento la menor curiosidad acerca de si se enamoran, si se separan, si matan, si viven o si mueren. Quizá haya sido demasiado Wong Kar Wai en 6 días.
Jueves 28 de enero de 2021
Dejé pasar unos días después de la maratón de Wong Kar Wai hace una semana pero hoy por fin he ido al cine para volver a ver ”IN THE MOOD FOR LOVE”, esta vez en pantalla grande.
El tema es el mismo que el de casi todas las películas de Wong Kar Wai (la imposibilidad del amor cuando no llega en el tiempo y lugar adecuados) aunque en esta ocasión el protagonista no es un hombre oscuro y frío que destroza el corazón de las mujeres que se enamoran de él sino que ambos protagonistas están igual de vulnerables y necesitados.
Chow y Li-Zhen se mudan con su mujer y marido respectivos a un mismo bloque de apartamentos y pronto sus esposos comienzan un romance. Para combatir la soledad y la tristeza, ella va frecuentemente al cine y él intenta escribir historias de samuráis, pero pronto comienzan a necesitar la compañía de otras personas y comienzan a pasar tiempo juntos pero sin llegar a comenzar un romance que les situaría en el mismo nivel que sus esposos.
El marido y la mujer de los protagonistas nunca aparecen en pantalla porque no tienen el menor interés para el espectador. Nos interesan los ojos de Tony Leung y Maggie Cheung buscando desesperados la mirada cómplice del otro y sus manos buscando entrelazarse.
La cámara fluye lenta y relajada y la iluminación y el color son deslumbrantes pero la magia de la película proviene fundamentalmente del montaje y el uso de la repetición como figura poética.
La primera vez que vemos las escaleras del edificio donde ambos viven sube primero ella y baja luego él y no llegan a coincidir, la segunda vez apenas coinciden ambos en la cima de la escalera, la tercera vez los dos la bajan juntos, la última vez que la vemos él sube solo pero ella ya no está al otro lado.
Recordaba con fuerza las escenas del taxi. En la primera ambos parecen nerviosos: “¿Por qué no me llamaste hoy?” “No sabía si te molestaría” “Entonces no llames nunca más”. La cámara busca sus manos y la mano de él busca la de ella y, pese a las dudas iniciales, ella la rechaza. Él se baja del taxi antes de llegar a casa para no ser vistos juntos.
Una vez más en una película de Wong Kar Wai, la escena más emotiva tiene lugar bajo la lluvia. Él confiesa que se ha enamorado de ella y que se irá a Singapur porque ella no quiere ir con él. También explica que ha comprendido a sus parejas.
“Los sentimientos florecen aunque uno no los evoque”.
Se van en un taxi y la cámara vuelve a narrar el viaje a través de sus manos entrelazadas todo el viaje.
“Hola, soy yo, si pudiese conseguir un billete más, ¿vendrías conmigo?”
La música es un elemento narrativo más y quizá el más evocador, sobre todo a través de las canciones de Nat King Cole.
Aquellos ojos verdes suena cuando ambos confiesan conocer las infidelidades de sus esposos, cuando él plantea que pueden hacer en esta situación y cuando ella rechaza su ofrecimiento de colaborar con él en la escritura de relatos de samuráis.
“No saben las tristezas que en mi alma han dejado aquellos ojos verdes que yo nunca besare”.
En una de las escenas finales, él recibe una llamada cuando ya se encuentra en Singapur pero nadie habla al otro lado del teléfono.
“Y así pasan los días y yo desesperado y tú, tú contestando: Quizás, quizás, quizás”.
Es una película tan bonita y tan triste que uno sale del cine y no sabe si quiere enamorarse o quiere llorar o quizá las dos cosas.
MARZO 2021
Nota del editor:
Con gusto publico este artículo de mi hijo, al que podríamos calificar como un “cinéfilo hambriento”, con la suerte de vivir en Madrid y con los cines abiertos en estos tiempos de pandemia, que gran suerte.
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