REFLEXIONES PANDÉMICAS (XIII)

 


“LA CALUMNIA” (“The Children`s Hour”).



“Cuando tres personas vienen a ti con sus vidas desplegadas para que tú las hagas pedazos, lo menos que puedes hacer es concederles la última oportunidad para salir con vida. Queremos esa última oportunidad, si eres honrada tendrás que dárnosla”.


Frase de la película.



“Nada hay tan veloz como la calumnia; ninguna cosa más fácil de lanzar, más fácil de aceptar, ni más rápida en extenderse.”.


Cicerón.


“Hay una terrible circunstancia que distingue a la calumnia de otros daños: el que la inflige no puede nunca repararla.”


Samuel Johnson


Las queridas personas lectoras de este blog ya me han oído repetir muchas veces que no hay casualidades, así que siguiendo con mi repaso de las más grandes películas de la historia en estos tiempos de encierro pandémico, justo cuando acabo de disfrutar del peliculón del título, llega el día de la mujer (8 de marzo) que fue tan polémico el pasado año y además he tenido que encargarme de un asunto similar al del film.


Y es que esta película (1961) fue la primera en tratar abietamente el tema de la homosexualidad femenina, justo cuando el cine estadounidense se empezaba a librar del tremendo Codigo Hayes que impuso una durísima censura desde desde el año 1930 hasta mediados de los 60 (como veremos, el mérito del director fue enorme al conseguir acabar y estrenar su película, a lo que isn duda contribuyó su enorme prestigio).


Respecto a la calumnia o difamación, algo tan fácil de iniciar pero luego tan difícil de parar o limpiar en sus malignos efectos (muchos no van a creer realmente en la inocencia del difamado, ni aunque un Tribunal lo declare o presente pruebas sólidas de su inocencia), podemos encontrar varias películas muy interesantes, por ejemplo:


“AUSENCIA DE MALICIA” del excelente polifacético Sidney Pollack en 1981, que personalmente me gusta muchísimo porque acaba triunfando el que aquí llamaríamos “el mocín”, interpretado por un excelente Paul Newman que deja con el culo al aire a la atrevida periodista, interpretada por otra gran actriz, Sally Field. 



O “LA MANCHA HUMANA” de 2003, con trama más complicada y retorcida, dirigida por un director de prestigio y oscarizado (acuérdense de la lacrimógena e injusta ganadora aquel año, “KRAMER CONTRA KRAMER”), Robert Benton, pero a la que quizá le falta más tensión narrativa (no era fácil llevar al cine la excelente novela del uno de los grandes del panorama literario americano Philip Roth), pues no todo puede arreglarse con la gran interpretación (lo habitual) de Anthony Hopkins e incluso de Nicole Kidman (una actriz que ha ganado enteros con el paso de los años).



Pero sin duda la mejor entre todas es la ahora comentada, dirigida en 1961, como dije, por el grandísimo director William Wyler, cuya carrera es espectacular (ganó tres veces el oscar), de modo que citar solamente “BEN HUR” de 1959 sería  agraviarle, pues la lista es casi interminable: “LOS MEJORES AÑOS DE NUESTRA VIDA”, “LA SEÑORA MINIVER”, “VACACIONES EN ROMA”, “LA CARTA”, “FUNNY GIRL”, etc.



Pues bien, “LA CALUMNIA” se basa precisamente en una obra de teatro escrita por la maravillosa escritora Lilian Hellman ( en pasados artículos ya cité la peli ”JULIA” de 1977, basada en una novela autobiográfica de la misma), que se representó en Broadway en 1934.


Y el problema era como llevarla al cine por su escabroso tema, de modo que el mismo William Wyler quiso hacer la película en 1936, pero por un lado no tenía los derecho sobre el título y se acabó llamando “ESOS TRES”, y por otro no hubo manera de saltar el mencionado código de censura, de modo que la historia cambió, pues desaparece la historia homosexual para desarrollarla con un triangulo amoroso entre las dos profesoras y el director del centro, aunque el tema de la calumnia siguió siendo el tema central de la trama.



Sin embargo, en 1961 el director pudo cumplir sus deseos y contó para ello con los mejores ingredientes posibles, como el excelso guionista John Michael Hayes (autor de algunos de los mejores guiones de Alfred Hitchcock) y un plantel de interpretes extraordinario, nada menos que Audrey Hepburn, Shirley MacLaine y un joven James Garner. Mirian Hoplins actuó en la dos películas, cambiando logicamente de papel). Y ni que decir tiene, que la malvada niña, que es quien difunde el rumor, está interpretada por Karen Balkin de modo magistral, con esa doble sensación de malicia y personalidad madura para sus años, que -como dice algún crítico- a los espectadores nos dan ganas de cargárnosla… Cosa extraña, luego esa niña actriz no hizo carrera en el cine.


La película fue reconocida por la crítica y fue candidata a tres Globos de Oro y a cinco Oscar. Pero fue un fracaso en taquilla, lo que no quita para que ahora sea considerada una de las mejores películas de la historia, que roza la perfección y donde podemos disfrutar una de las mejores interpretaciones de las dos actrices protagonista (donde no todo es el diálogo, sino también la insinuación, las miradas y el silencio…) 


Como muy bien dice el cinéfilo blogero (www.magazinema.es) Diego Da Costa


“Lo más llamativo del film son los temas que abordan, que incluso hoy en día siguen siendo una preocupación para la sociedad como son: la capacidad de destrucción de una información falsa y no válida y la repercusión que tiene en la vida de las personas involucradas, la homosexualidad como tabú en algunos sectores de la sociedad más conservadora e inclusive, la importancia de la confianza en las parejas personales y como un rumor puede acabar con la relación en su totalidad. Son temas que en la época eran arriesgados de tratar, pero William Wyler ha demostrado que no hace falta ser explícito para mandar un mensaje a la sociedad o transmitir una enseñanza sino que también las metáforas, los silencios, los fuera de plano y la visualidad es a veces más importante que lo que se dice, por lo que es un ejemplo de cómo hacer cine sin tener que apoyarse en su totalidad en los diálogos. En conclusión, una película valiente y adelantada a su tiempo…”


En fin, ¿qué nos pasaría a nosotros si no sucediese algo parecido?, veamos lo que dice un santo, San Francisco de Sales:


“El disimulo y el desprecio de la injuria y de la calumnia son, de ordinario, un remedio mucho más saludable que el resentimiento, la discusión y la venganza; el desprecio hace que aquéllas se desvanezcan, mientras qué la irritación parece que les brinda su reconocimiento.”


Sin embargo, no es fácil, al menos si nos acordamos de la película y de las sensaciones de angustia que nos produjo, igual nos pasa lo mismo, pues como bien decía una de sus protagonistas:


“Hace cinco horas disponíamos de una vida decente, ahora no nos queda más que la basura que usted nos ha echado encima.”


Gijón, Marzo 2021.




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