REFLEXIONES PANDÉMICAS (XII 1/2).

 


“DE AQUÍ A LA ETERNIDAD”. 



--- Sigo pensando es probablemente la más malvada de todas las actividades.

--- Soy estadounidense y siempre lo seré. Sucede que amo mucho ese país grande, incómodo y en expansión, y su gente grande, incómoda y en expansión.


James Jones.


--- La gente a menudo comenta que tengo mucha suerte. La suerte solo es importante en la medida en que tenga la oportunidad de venderse en el momento adecuado. Después de eso, debes tener talento y saber cómo usarlo.

--- Un simple te quiero significa más que el dinero.

--- No escondas tus cicatrices. Te hacen ser quién eres.


Frank Sinatra.


Hola de nuevo. Supongo (eso espero) que alguna persona cinéfila me habrá echado de menos, pero con esta crisis (sanitaria, económica, anímica…)  y los cines cerrados, pues no solo he estado de bajón, sino que tuve que dedicarme (afortunadamente) a asuntos profesionales bastante absorbentes, sumado ello sufrir mis acostumbrados catarrazos de inicio de temporada (nunca covid, menos mal, con muchos test negativos que hice por si acaso) que me quitaron muchas fuerzas.


Por eso, no tuve ganas de escribir nada y me refugié, como casi todo el mundo, en las cadenas de streaming para, sin rehuir algunas series realmente fantásticas (hay demasiadas, por lo que nos encontramos muchas con calidad mediocre o baja), revisitar películas de esas que merecen la pena.


Y en un momento dado, marcada entre mi larga lista de favoritos, aproveché para disfrutar de una gran película, “DE AQUI A LA ETERNIDAD” (1953), que en los oscar de 1954 fue la gran triunfadora con nada menos que 8 estatuillas (mejor película, mejor director y mejor guion entre ellas, o sea, el triunvirato), que no solo es excelente, sino que da para muchos comentarios.



Para empezar, de su genial director, Fred Zinneman, un judío austríaco que desistió de ser músico o abogado para sumarse con entusiasmo al cine, para lo cual emigró a USA, empezando desde abajo. Tuvo que pelearlo y por fin consiguió un gran reconocimiento con la película de 1948 “LOS ANGELES PERDIDOS” , que sirvió para descubrir a Montgomery Clift; pasándole algo similar en 1950 con “HOMBRES” que hizo lo mismo con Marlon Brando. Su época dorada comienza en 1952, donde dirige la celebérrima “SOLO ANTE EL PELIGRO” (con Gary Cooper y la futura princesa de Mónaco, Grace Kelly) de la que siempre se ha dicho era una alegoría de la nefasta “caza de brujas” que arrasó a tantos actores y creadores de Hollywood, acusados de comunismo.


Y de ahí pasamos al gran éxito de la ahora comentada, con un reparto de verdadero lujo: 


Burt Lancaster, siempre tan hierático, aunque consiguió el oscar en 1961 por su meritorio papel de falso predicador en “EL FUEGO Y LA PALABRA”). 

Deborah Kerr, una gran actriz pero quizá lo único flojo de la película, pues está mayor para su papel.  

Donna Reed, poco conocida (hizo mucha TV) pero que ganó el oscar a la mejor secundaria; podemos destacarla en otra popular película “LA ULTIMA VEZ QUE VI PARIS” de 1954, junto a famosos actores (Elizabeth Taylor, Van Johnson y Walter Pidgeon).

Frank Sinatra el famosísimo cantante y muchas veces actor de indudable mérito (una vez incluso director, como ya destaqué en este blog), que ganó el oscar al mejor secundario.

Montgomery Clift, la famosa y controvertida estrella, que antes he citado por su relación con el director que le dio a conocer.

Un joven Jack Warden con una larga y meritoria carrera como secundario.

Y nada menos que el entonces casi debutante Ernest Borgnine (un bala perdida que entró en la interpretación por sugerencia de su madre, ante su incapacidad por lograr centrarse en la vida) y que acabó siendo una gran estrella al poco tiempo, gracias al oscar al mejor actor por la excelente película melodramática de 1955 “MARTY”.



Luego, Zinneman dirigió otra película sensacional por la que recibió su segundo oscar como director: “UN HOMBRE PARA LA ETERNIDAD” (1966) sobre la vida de Santo Tomás Moro, de la que guardo intensos recuerdos (incluyendo el poder ver los retratos del Santo y de su enemigo Thomas Wolsey pintados por el gran Hans Holbein, unos de sus mejores trabajos, en la maravillosa Galería Frick de Nueva York; viendo el rostro real del personaje, bastante parecido al del actor que lo interpreta, Paul Scofield, no muy conocido, que ganó precisamente el oscar por su papel). 




Su último gran trabajo fue la película “JULIA” de 1977, basada en la excelente novela autobiográfica de Lilliam Hellman, por la cual Vanessa Redgrave ganó el oscar a la mejor secundaria, aunque Jane Fonda está también sensacional en el film.


Pero la película comentada es una gran oportunidad para hablar del autor de la novela en que la misma se basa, James Jones, siendo la primera de sus once títulos, todos ellos basados en sus experiencia como soldado en la segunda gran guerra (estuvo primero en Hawai y luego en Guadalcanal, donde resultó herido).  Sabiendo esto, podemos valorar más intensamente la ya de por sí atrayente y dura en ocasiones trama de la película comentada, que no podemos pensar que es sólo una historia de amor, como la famosa escena en la playa de Halona Cove en Oahu (Islas Hawai), en la que se besaban apasionadamente los protagonistas y que sirvió como uno de los carteles para la película (en cuyo rodaje participaron más de 100 personas y duró tres días). La película pasa a la historia no solo por sus méritos (suele aparecer en las listas de las mejores de todos los tiempos), sino por tratar  la historia del ataque a Pearl Harbour que hizo que USA entrase en guerra contra el eje Alemania-Japón. Por supuesto, nada que ver con la floja pero espectacular película de ese nombre “PEARL HARBOUR” dirigida por Michael Bay en 2001.



Del escritor hay otra sensacional novela (centrada en la sangrienta batalla de Guadalcanal, en la que el autor participó como ya vimos) que dio lugar a dos películas, que es “THE THIN RED LINE” (en españa publicada como “El ataque duró siete días”) que en el cine vimos en 1998 en España como “LA DELGADA LINEA ROJA”, representando un tema que me apasiona.



Primero comentar que hubo una versión en 1964, con guión adaptado del propio autor (en España se tituló como la novela traducida), con un reparto sin estrellas y de uno de esos llamados artesanos, especializado en cine de aventuras (como curiosidad, dirigió la segunda unidad en la gran “BEN HUR” de 1959), siendo su obra más meritoria la superproducción bélica “EL DIA MAS LARGO” de 1962, Andrew Marton. He de confesar que esta versión de 1964 no la he podido visionar y la tengo pendiente en mi lista.


Pero lo más destacado para mí ha sido siempre la versión de 1998, dirigida por Terrence Malick (recuperando y readaptando el guion de 1964 del novelista) que es uno de esos directores de culto, no exentos de polémica, sobre el que se podría escribir un rato largo (sus dos primeras películas ya daban muestras de su genialidad -aunque luego igual se ha pasado de genio…- “DIAS DEL CIELO” con el primer papel destacado de Richard Gere o “MALAS TIERRAS” con dos jovencísimos Sissy Spacek y Martin Sheen). 


Para el film contó con reparto de destacadísimos actores, algunos ya consagrados (como George Clooney, Sean Penn, Woody Harrelson, John Travolta, John Cusack o Nick Nolte)  y otros que pasaron a ser conocidos desde entonces (Jim Caviezel, Adrien Brody, Ben Chaplin o John C. Reilly); no puede sino decirse que es una obra magnífica, para mí la mejor del director sin duda alguna, con intensidad y eficacia en grado sumo, sabiendo además que sus hechos son reales.




Ahora bien, ya en su momento me interesé por el origen y significado del título, leyendo en alguna crítica que se refería  a la linea del horizonte en el amanecer, que es lo que ven los marines cuando van en sus barcazas para desembarcar en las playas enemigas; lo cual parecía muy apropiado y poético. Pero resulta que un día, de repente, sufrí un shock al ver la clásica película “LAS CUATRO PLUMAS”, dirigida en 1939 por un director renombrado, Zoltan Korda (hubo otras versiones posteriores, para mí inferiores en calidad), donde vi a un veterano general inglés narrar y recrear la famosa batalla de Balaclava de 1854, con la heroica actuación de los fusileros británicos, que formaron una linea roja (por el color de su uniforme, que el general en la película dibujó en una mesa con vino tinto) que no cedió ante el ataque a caballo del enemigo ejército turco. Y, claro, resulta que la fusilería británica no es sino el equivalente histórico de la infantería de marina USA que hizo los desembargos en Guadalcanal. Quedé muy satisfecho (lo comprobé incluso con la cita de otro crítico de cine que lo ratificaba) y así lo hice constar orgulloso en uno de mis artículos cinéfilos hace años. ¿Craso error? Pues es posible, fruto de no haber profundizado en el autor de la historia, centrándome unicamente en argumentos cinematográficos. Efectivamente, hace poco leí en internet otro dato interesantísimo, así que no tuve más remedio que precipitarme a comprar la novela para confirmarlo, como así fue, pues el texto nos da el verdadero sentido para su autor: “solo una delgada línea roja separa el heroísmo de la locura". ¿Podemos entonces tirar de más imaginación y añadir a ello una de las dos explicaciones anteriores? No sé, igual es un poco atrevimiento y el novelista no quiso decir más que lo que dijo en ese texto, que ya es bastante.



Hay otra buena y famosa película fruto de las novelas de James Jones, con una polémica historia sin duda autobiográfica en gran parte, acerca de un veterano de guerra transformado en escritor sin éxito, que regresa a su ciudad natal acompañado de una veterana prostituta y entablan amistad con un jugador profesional de cartas borrachín. Pues esto es nada menos que la dirigida por uno de los grandes de Hollywood, Vicente Minelli, de 1958, “COMO UN TORRENTE”, con guion en el que participó el novelista; protagonizada, de nuevo, por Frank Sinatra, acompañado nada menos que por Shirley Mac LaineDean Martin, Martha Hyer (menos conocida pero nominada al oscar por ésta) y Arthur Kennedy (gran actor de cine y teatro, cinco veces candidato al oscar sin conseguirlo). 


El director, Vicente MInelli (padre de la actriz del mismo apellido, Liza, fruto de su matrimonio con Judy Garland) tiene una carrera sensacional, no solo por sus famosos musicales (“UN AMERICANO EN PARÍS” o “GIGI” por la que ganó el oscar), sino por atreverse magistralmente con todo tipo de géneros: “CAUTIVOS DEL MAL”,  “TE Y SIMPATIA”,  “EL LOCO DEL PELO ROJO” o “DOS SEMANAS EN OTRA CIUDAD”.




Gijón, febrero 2021. 

Comentarios

Entradas populares