Y MARTIN SCORSESE HABITÓ ENTRE NOSOTROS
1.-Habitó entre nosotros.
Gracias a la concesión de un premio por la Fundación Princesa de Asturias, Martin Scorsese vino a nuestra tierra, donde, además de recoger su premio en el acto solemne celebrado en el Teatro Campoamor de Oviedo, impartió varias charlas y asistió a otros actos públicos.
Es tanto lo que con esta ocasión se ha escrito sobre el director de cine ítalo-americano, de sobra conocido no sólo por los cinéfilos sino también por el público en general, y lo que ya antes se había escrito en publicaciones varias —por todas, me remito, por ser de autores españoles y fácilmente accesibles, a “100 grandes directores de cine” de José-María Caparros Lera, Alianza Editorial, 1994-1995, y “Martin Scorsese” de José-Enrique Monterde, Ediciones Cátedra, 2000; pero advirtiendo que la bibliografía de y sobre Scorsese es casi interminable—, que poco o nada original podemos decir sobre el mismo, por lo que nos limitaremos a hacer referencia a un aspecto de su cine sobre el que apenas —que sepamos— se ha llamado la atención, su relación con el western, y a dos antologías por él confeccionadas que muestran claramente cuáles son sus preferencias cinematográficas.
2.-Relación de Scorsese con el western.
Scorsese nunca —hasta ahora al menos— hizo ningún western. Y no puede ser por su origen italiano, pues precisamente en los años 60, cuando él estaba estudiando cinematografía e hizo sus primeras películas, surgió un subgénero, el “spaguetti western”, cuyas mejores películas (“Por un puñado de dólares”, “La muerte tenía un precio”, “El bueno, el feo y el malo” y “Hasta que llegó su hora”), eran de un director, Sergio Leone, y un músico, Ennio Morricone, italianos, como italianos fueron la mayoría de los directores de dicho subgénero (amen de algún alemán y algunos españoles, lógico porque muchos se rodaron en España). Tampoco la explicación puede ser que, como se ha dicho, Scorsese sólo ha hecho películas contemporáneas y ninguna de época, pues “LA ÚLTIMA TENTACIÓN DE CRISTO” se desarrolla, como es obvio, en el siglo I de nuestra era , y “LA EDAD DE LA INOCENCIA” tiene lugar en los USA de siglo XIX, marco geográfico y temporal del western, pero sin que en ella salga ningún elemento típico del western (indios —salvo dos que se ven en un cuadro—, vaqueros, caravanas, búfalos, grandes espacios abiertos, rifles y revólveres).
Sin embargo, sí existe una relación manifiesta de Scorsese con el western.
En su primer largometraje, “WHO’S THAT KNOCKING AT MY DOOR?” (1967-1969) se hacen dos citas expresas del western; el protagonista J.R. (Harvey Keitel) ante sus amigos rememora su primer encuentro con una joven rubia (Zina Bethune) en el ferry de State Island, comenzando una conversación sobre cine, especialmente en torno a ”The Searchers” (“Centauros de desierto” en España, John Ford, 1956) y el western debido a la foto de John Wayne en la portada de Paris Match que ella estaba leyendo; después, estando J.R. de fiesta con sus amigos, en un ruidoso plano se ve un montaje de diversas fotos de “Rio Bravo” (Howard Hawks, 1959), terminando la secuencia con J.R. y la chica dejando el cine después de haber visto esa película; aún hay otra referencia al western, cuando en la escena del terrado J.R. sostiene que el Lee Marvin de “El hombre que mató a Liberty Valance” (John Ford, 1962) es el prototipo del malo de película.
En “MALAS CALLES” (1973) se incluye una referencia a “Centauros del desierto” al insertar en un momento determinado la escena en que aparece Ken Curtis engominado para cortejar a Vera Miles.
Y hay una referencia, implícita pero evidente, a “Centauros del desierto” en la primera gran película de Scorsese y su primera película con su actor fetiche Robert de Niro “TAXI DRIVER” (1976): el protagonista de ésta, al igual que el de “Centauros del desierto” interpretado por John Wayne, es un excombatiente, vencido, frustrado en su relaciones personales, inadaptado, solitario, que pretende rescatar a una mujer joven, y que busca una venganza violenta, que finalmente consigue. El propio Scorsese lo reconoció: “He intentado inspirarme en el personaje de John Wayne en Centauros de desierto”. Pues bien, estas citas y referencias al western clásico son, entendemos, la afirmación por Scorsese como punto de partida de un “estilo clásico” norteamericano, ágil, realista aparentemente sencillo, también llamado “invisible” y “artesanal”, por oposición al “estilo transcendental “ europeo, más lento, más elaborado, con movimientos de cámara, planos e iluminación complejos, a veces estático hasta caer en lo pictórico, del que son buena muestra los nórdicos Dreyer, Bergman y Bo Widerberg, los expresionistas alemanas, los clásicos soviéticos, algunos franceses como Alain Resnais, Jean Cocteau y Eric Rohmer, algunos italianos como Antonioni y los últimos Passolini, Fellini y Visconti, y algún español como Carlos Saura y Víctor Erice, además de algunos asiáticos como el japonés Yasujiro Ozu y el hindú Satyajit Ray.
Conviene aclarar que al hablar de “estilo” nos referimos al “estilo visual”, a lo que reflejan las imágenes y ve el espectador, no a los temas de fondo ni a la perspectiva (subjetiva, psicológica, política, crítica, histórica, descriptiva, etc.) que se adopta respecto a los mismos.
Y conviene también aclarar que el término “artesanal” tuvo en su momento un significado peyorativo, pues los críticos franceses André Bazin y sus discípulos de Cahiers de Cinema llamaban “artesanos” a los directores de películas de serie B (mayoritariamente western y cine negro, aunque también cine bélico y de terror), hechas con pocos medios y tiempo, sin guion propio ni estilo aparente, que resultaban entretenidas e incluso buenas si el guion era bueno, por oposición al que llamaron “cine de autor”. Hoy buena parte de esos directores son considerados clásicos y algunas de sus películas obras maestras (por ejemplos —algunos de las cuales cita Scorsese en su obra sobre el cine USA que se dirá luego— Bud Boetticher: “Los cautivos”, “Estación Comanche”, André de Toth: “Crimen Wave”, “Ramrod”, “Pacto de honor”, Gordon Douglas: “Solo el valiente”, “Mara Maru”, Alian Dwam: “Filón de plata”, el Samuel Fuller de los años 50: “Forty Guns”, “Manos peligrosas”, “Casco de acero”, Joseph H. Lewis: “El demonio de las armas”, Ida Lupino: “Outrage”, Jacques Tourneur: “La mujer pantera”, “Yo anduve con un zombi”, Edgar G. Ulmén “Detour”).
Ahora bien, que la invocación de Scorsese al western sirva para establecer el “estilo clásico” norteamericano como punto de partida de su estilo visual no es óbice para que 1/ trate en sus películas temas y enfoques “transcendentales” (lógico en parte, al ser guionista de varias de sus películas Paul Schrader, autor del ya famoso ensayo “El estilo transcendental en el cine. Ozu, Bresson, Dreyer”), en especial los problemas de los ítalo-norteamericanos y la religión católica, 2/ haya manifestado reiteradamente su preferencia, y con ello en parte su influencia, por directores de “estilo transcendental” o “de autor”, como los europeos trasplantados a USA en los años 20, 30 y 40 —F.W. Murnau, E. Lubitech, Erich Von Stroheim, A.Hitchcock, Jean Renoir, Fritz Lang, Max Ophuls, Otto Preminger, A. Mackendrick— pero también otros genuinamente norteamericanos —Orson Welles, William Wyler, Elia Kazan, Nicholas Ray, S, Kubrick— así como por directores italianos —como se verá en la segunda obra que citaremos en el apartado siguiente—, y 3/ en varias de sus películas, al igual que en las de otros directores USA coetáneos y siguiendo la senda abierta por el postclásico Sam Peckinpah y antes que él por Samuel Fuller, esté presente la violencia explícita, ausente en el estilo clásico USA.
3.- Dos obras significativas de Martin Scorsese.
Para concluir, queremos invitar al amable lector-espectador a que se recree con dos obras de Scorsese, que ilustran bien sus preferencias y son buena muestra de sus objetivos.
3.1. La primera es el libro “Martin Scorsese. Un recorrido personal por el cine norteamericano” de Martin Scorsese y Michael Henry Wilson, publicado en España en 2001 por Ediciones Akal como parte de los actos conmemorativos de los primeros 100 años del cine, el British Film Institute invitó en 1994 a Scorsese a realizar un documental sobre el cine norteamericano, que se produjo por BFI, Miramax Films y Cappa Productions, con música de Elmer Bemstein y títulos de Saúl Bass, y luego se plasmó en libro . El mismo está formado por comentarios de Scorsese y otros cineastas —entre ellos Gregory Peck, Arthur Penn, Clint Eastwood, George Lucas, Francis Coppola, Brian de Palma, Billy Wilder, Douglas Sirk, y John Cassavettes—, y una antología de 92 películas, con fotografías y su ficha técnica, más la cita, también con foto, de otras 10, en total 102; no vamos a destripar el contenido, sólo diremos como resumen que los directores más citados son, con 5 películas, V. Minnelli, J. Ford, A.Mann y D.W. Griffith, con 4 Elia Kazan, S. Fuller y Raoul Walsh, con 3 S. Kubrick y Cecil B. De Mille, y con 2 O. Welles, A, de Toth, K. Vidor, H. Hawks, J. Tourneur, F. Lang, W.A. Wellman, A. Penn, N. Ray, B. Wilder, D. Sirk y O. Preminger, siendo significativo que la película más antigua citada sea el primer western de la historia (y primera película que por su duración y guión merece tal nombre, pues lo anterior sólo eran documentales o noticiarios, sketchs o teatro filmado), “Asalto y robo de un tren” (1903) de Edwin S. Peyter, que la siguiente sea también un western, en sentido amplio, y primera película en utilizar los recursos narrativos cinematográficos modernos (“Con ella nace el arte del cine”, se ha dicho), “El nacimiento de una nación “ (1915) de D.W. Griffith, y que la más reciente sea también otro western, “Sin perdón “ (1992) de Clint Eastwood.
3.2. La Segunda obra que invitamos a ver es “El cine italiano según Scorsese (II mio viaggio in Italia)”, un documental producido en 1999 por Reti Televisive Italiane S.P.A., Cappa Productions y Paso Doble, distribuido por RTI S.P.A., y publicado en España en 2009 por DIVISA Home Video en 2 DVD, con una duración de 243 minutos.
El documental consiste en cometarios de Scorsese ilustrados por imágenes de películas, comenzando como antecedentes por cuatro épicas (“Cabina”, 1914, de G. Pastrone, y “1860”, “La corona de hierro” y “Fabiola “ de A. Blasetti) y 2 norteamericanas (de King Vidor, “Y el mundo marcha” y “Aleluya”; y ¡sorpresa! una escena del vaquero cantante Roy Rogers), siguiendo por nueve de R. Rossellini, entre ellas y extensamente “Roma ,città apperta” (1945), “Paisa” (1946), “Il miracolo” (1948), “Stromboli” (1949), “Francisco, juglar de Dios” (1950), “Europa 51” y “Te querré siempre” (1953), siete de Vittorio de Sica, entre ellas “El limpiabotas” (1946), “Ladrón de bicicletas” (1947), “Umberto D” (1952) y “El oro de Nápoles” (1954), cinco de L. Visconti, entre ellas “La terra trema” (1947), “Ossessione” (1942) y “Senso” (1954), cinco de F. Fellini, entre ellas “Los inútiles” (1953), “La dolce vita” y “Fellini; ocho y medio” (1963), y tres de M.A. Antonioni, entre ellas “ La aventura “ (1960) y “El eclipse” (1962).
Al tiempo que una introducción a la cinematografía italiana, es un tributo a sus grandes películas, directores y actores, con una introspección personal del propio Martin Scorsese.
Debo expresar, por último, mi sorpresa y decepción porque en esas películas no se incluya “El general de la Rovere”, dirigido-por Rossellini e impulsada y protagonizada por Vittorio De Sica; así como “Rocco y sus hermanos” de Luchino Visconti.
Gijón, noviembre 2018.
Comentarios
Publicar un comentario