“LA ULTIMA AVENTURA DE ROBIN HOOD”
EL POLÉMICO OCASO DEL GRAN
ERROL FLYNN
Hace poco salía en la última página de la revista Fotogramas (la dedicada a rememorar tiempos pasados), una foto de 1952 del mítico actor con una pierna escayolada (rotura producida en el rodaje de “La isla de los corsarios” una de tantas películas de aventura que eran su especialidad) y se comentaba que había salido airoso de la acusación de abusar de una chica de quince años.
Por eso me vino a la memoria la película del título, que refleja la degeneración de los últimos años de la gran estrella (fallecido en 1959 a la edad de 50 años), alrededor precisamente de su última aventura con una menor llamada Beverly Aadland, que tenía asimismo quince años cuando el actor la sedujo, sin que a ello fuera ajena su madre, que acabo siendo condenada por consentirlo y luego escribió un polémico libro que su hija nunca aprobó (la misma acabó felizmente casada y nunca reprochó nada a la estrella, solo quiso pasar página).
La película es un biopic muy correcto, que cuenta con un gran Kevin Klineen el papel del protagonista, adicto a fármacos y alcoholizado (contando con diez años más que el personaje real, pero eso fue muy acertado, dado que la estrella estaba realmente hecha una piltrafa dados sus excesos vitales), con otra estrella, Susan Sarandon, para el papel de la madre y una jovencísima Dakota Fanning (hoy popularizada por buenos trabajos, como una serie muy interesante llamada “The alienist”, sobre los comienzos de la criminología en el oscuro New York de finales del XIX).
Los directores de la cinta y además guionistas, un matrimonio gay formado por Wash Westmorelandy Richard Glatxer, no eran entonces muy conocidos, pero luego saltaron a la fama con una cinta que triunfó en los oscar de 2015, “Siempre Alice”, donde ganó su oscar Julianne Moore por su melodramático papel de una enferma de Alzheimer.
En todo caso, a la cinta se la puede calificar como un tanto pacata, sin picante ni atrevimiento, cuando la biografía de la estrella daba para mucho, dado que no solo no hay ninguna escena tórrida, sino que no tampoco hay alusiones a la obsesión con el sexo del mítico actor (solo la madre de la niña dice en un momento dado que él era un “pene con patas”), cuando hay mil historias en el bestiario cinematográfico que esta llenas de morbo, como sus fabulosas y desmadradas fiestas, verdaderas orgías, que duraban días. Como muestra basta decir que la propia Marilyn Monroe fue la que dijo que a Errol Fynnle gustaba divertir a sus invitados tocado el piano con su miembro…
Julio 2018.
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